viernes, 15 de octubre de 2010

“Había llegado al país de la sonrisa obligada, pero yo ya no sabía sonreír”

Arcadia, coproducción franco-belga , llega a la gran pantalla en el año 2005. La película logra anticiparse en el tiempo y es capaz de prever las catastróficas consecuencias que está dejando la crisis financiera actual.

El protagonista Bruno, es despedido tras quince años ocupando un importante cargo en una industria papelera. Al principio no se preocupa en exceso -aún es joven y tiene una formación excelente- pero los meses pasan y Bruno ve como su vida se tambalea.

Entrevista tras entrevista, Bruno se da cuenta que no encaja en el perfil, que él ya no es un jovenzuelo sonriente recién salido de la universidad, con ganas de comerse el mundo. Ahora que ya conoce cómo es el mundo de los directivos y accionistas, en el que lo que prima es el dinero por encima del trabajador, no está dispuesto a dejarse pisotear.

Llega el momento de tomar medidas y venden uno de los dos coches. Su mujer encuentra dos trabajos a tiempo parcial, pero no es suficiente. ¿Qué hacer con diez años de hipoteca sin pagar? Bruno se encuentra desesperado.

Para colmo, las cosas en casa parecen ir de mal en peor. Su hijo se encuentra envuelto en su asunto de robo, y su esposa tiene dudas respecto a su matrimonio. Bruno ya no es el mismo, la situación le supera.

Un día encuentra la solución a sus problemas. Solo necesita hacerse con los currículos de todos aquellos que, como él, quieren optar al puesto de ejecutivo en Arcadia -la empresa papelera líder del momento- y aniquilar a sus adversarios más competitivos.

Así es el mundo en el que nos encontramos. Todos aquellos que fueron sus compañeros de trabajo, con los que luchaba codo a codo, hoy son sus competidores; y Bruno no puede permitir que una vez más le arrebaten el puesto, y con ello la estabilidad de su hogar.

De la noche a la mañana se ha convertido en un asesino en serie. “Lo hago por el bien de mi familia”, se consuela a sí mismo. Pronto la policía encuentra un denominador común en los crímenes, pero no sospechan de Bruno, ¡al contrario! ¡Quieren protegerle por miedo a que sea la próxima víctima! Parece que todo está saliendo a pedir de boca, pero Bruno debió tener en cuenta que quizá no era el único en tomar medidas extremas… En apariencia de comedia, la película esconde una dura crítica al sistema capitalista. 

A lo largo de la cinta Bruno se topa con distintos personajes, todos con un mismo problema: "reestructuración económica", "reducción de personal", "outsourcing o subcontratación"... la manera de llamarlos es lo de menos.

"Los lunes al sol", "Full Monty", o "L´emploi du temps"... un cine social que a menudo nos deja con un amargo sabor de boca. Sin embargo, un cine reivindicativo y necesario para hacerse escuchar.


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