miércoles, 13 de octubre de 2010

Mientras no elijas, todo sigue siendo posible





Elegir entre uno de nuestros padres, elegir un lugar de residencia, elegir a la persona con la que compartiremos el resto de nuestros días… elegir una vida.
Mister Nobody se encuentra como en una partida de ajedrez, en la que la única jugada posible es no mover ficha.


     El país del chocolate nos regala un relato lleno de dulzura, pero eso sí, sin empalagar al espectador.

El director, realizador y guionista  belga narra de la mejor manera posible la vida, o mejor dicho, las posibles vidas,  de Nemo Nobody, el último mortal de la tierra.

Se sirve de recursos como la mezlca de diferentes dimensiones espacio-temporales (sueños y realidad; pasado y  futuro) lo que impide que nos levantemos de la butaca en los 135 minutos que dura la película. 

La banda sonora engancha al espectador. Las diferentes canciones se repiten a lo largo de la cinta, evocando así sensaciones solo con escucharlas, y relacionándose con cada uno de los personajes con los que Mister Nobody, comparte cada una de sus vidas. Pero, de todas esas vidas, ¿cuál es la de verdad?  “Cada una de esas vidas es verdadera, cada camino es el camino verdadero. Todo podía haber sido otra cosa y habría tenido el mismo sentido”

La música ha sido elegida a conciencia, y los temas no tienen desperdicio alguno. “For your precious love”, de Otis Redding; o “God yu tekem laef Blong” (conocida por “La Delgada Línea Roja”) ponen la carne de gallina. Del mismo modo, Jaco Van Dormael nos regala los oídos con clásicos del rock que marcaron una era como “Daydream” , “Where is my mind”, y “99 luftballoons”, así como el famoso “Mister Sandman”, que parece añadir color a los fotogramas.  Pero sobre todo, es destacable la intervención de Pierre Van Dormael, compositor de música pop, jazz y experimental, y hermano del director. Una vez más, la  junta intervención de ambos (tras “Totó el héroe” y “El octavo día”) nos deja sin palabras.

Una creación innovadora, original, y sin precedentes. La ciencia ficción y lo cotidiano de cada día van de la mano. El miedo, el amor,  la sexualidad…  y el propio misterio de  la vida, explicados a través de teorías científicas. Pero también lo más complejo de nuestra existencia de la manera más simple… ¿Sabías que si respiras más despacio el tiempo se ralentiza? ¿Y que un solo copo de nieve puede curvar las copas de bambú?

Imposible quedarse indiferente ante una película así, y ante todo lo que en ella se plantea. ¿Qué haríamos si pudiéramos ver que ocurriría en cada una de las alternativas que nos surgen en el camino?  ¿Y si pudiéramos vivir todas las vidas que quisiéramos? Resulta inimaginable poder tener el control de nuestro destino, ser los escritores de nuestro propio guión. Para Mister Nobody es difícil elegir una vida, incluso cuando ya se sabe de antemano qué va a pasar en ella…

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